El miedo a la muerte y cómo afrontarlo

                      «No os toméis la vida demasiado en serio…al fin y al cabo no vais a salir vivos de ella”

Elbert Hubbard

 

Esta frase me gustó desde que la oí, hace tiempo que quería escribir sobre el miedo a la muerte y empezar con esta idea me parece el mejor modo.

Creo que ser conscientes de que estamos aquí de paso y plantearlo con naturalidad es el mejor modo de luchar contra el miedo que a todos nos da morirnos. Quizás no te estén dando muchas ganas de seguir leyendo, o pienses que no te has metido en un blog de psicología para pensar en cosas tristes.

Sin embargo no hay nada que produzca más malestar que engañarse, y engañarse sobre la muerte provoca más de un problema. Así que, tener conciencia de que nadie va a salir vivo de la vida es una forma de vivir con mayor plenitud y perderle el miedo a la muerte.

Cada vez más nos estamos empeñando en dejar de lado la muerte, en aislarla, como si fuera un virus contagioso y así no nos fuera a tocar a nosotros , a ver si así tenemos suerte y nos libramos. Y estaría muy bien si de verdad funcionara, pero no es así, si hay algo que tenemos claro en psicología es que un miedo que no se afronta se hace más grande. Así que, cuanto más apartamos la muerte y lo relacionado con ella, de nuestra vida, más crece nuestro miedo ante ella, en muchos casos generando una gran ansiedad ante las enfermedades por ejemplo.

Pero cómo podríamos perderle el miedo a morir, la verdad es que no es fácil, pero más allá de lo que nos dice la filosofía, o la religión sobre la muerte, es cierto que es difícil comprender y aceptar que algún día dejaremos de estar aquí. Simplemente no podemos hacernos a la idea de no existir tal y como somos ahora, y como además tampoco estamos seguros de qué pasará, pues la incertidumbre es completa.

Es verdad que hay personas con una fe inquebrantable en la vida después de la muerte, respetable, pero para los que no estamos tan seguros la cosa se complica. Lo cierto es que pase lo que pase, cuando llegue habrá que conformarse, sea lo que sea, y si no hay nada tampoco hay nada que temer. Por lo tanto no nos asusta tanto morirnos como dejar de vivir, y en eso sí que podemos hacer algo desde ya, está claro, no tomarnos la vida demasiado en serio y aceptar morirnos como un proceso natural.

¿Y qué `pasa cuando lo que nos preocupa es el sufrimiento por la muerte de otros? La vida no es de color de rosa, y a lo largo de ella vamos a perder seres queridos, y no será fácil, pero saldremos adelante un vez más si aceptamos que, tan natural como vivir es morir, y que nadie está libre de que le suceda. Es verdad que nuestra cultura no es muy dada a esta perspectiva, y mucho menos a bromear sobre la muerte, o hacer una celebración de un funeral, digamos que tendemos a tomarnos la muerte demasiado en serio.

Sin embargo en otras culturas, manteniendo el respeto por los difuntos, se vive y celebra de otro modo, ahí está el día de los muertos festividad mexicana del 2 de Noviembre. En ella se celebra por todo lo alto la supuesta vuelta a casa de los espíritus de los seres queridos fallecidos, así que preparan comida para recibirles, y es habitual decorar y regalar figuritas de calaveras. Incluso es común que hagan litografías con versos en que la muerte (Catrina) bromea sobre llevarse a personas vivas, este espíritu lúdico se traslada a toda la fiesta. También son conocidos los funerales irlandeses, que derivan de la cultura celta, en ellos se festeja la vida que vivió el difunto, consisten en una fiesta en la que se bebe y come y cada uno cuenta algo sobre el fallecido. Así que no se llora la muerte sino que se celebra la vida, y lo que esa persona ha dejado atrás en los otros, porque eso también es seguro lo que nos dará continuidad después de muertos son los buenos recuerdos que hayamos dejado.

No digo que sea fácil tener esa actitud, y no rebelarnos contra esa certeza, es natural hacerlo, pero perder el tiempo obsesionándonos por vivir más, y no aceptar lo inevitable es un gasto de tiempo y energía. Así que no evitemos la muerte ni pensar o hablar de ella, eso no nos dará más años de vida, pero aceptarla y no temerla nos ayudará a vivir mejor el tiempo que nos toque.