¿Puede ayudarnos una terapia de pareja?

Desde hace unos años a la vuelta de vacaciones me encuentro con que se repite la misma noticia. Una consecuencia inesperada de las vacaciones y de la vuelta a casa no es sólo la dificultad para retomar las rutinas, sino que septiembre y octubre son los meses en que se dan más separaciones y divorcios. Y como consecuencia también muchos se plantean acudir a terapia de pareja.

Y es que la vida en común no es sencilla, lo que en un principio nos parece que será eterno y un camino fácil, requiere mucho más que amor, y a veces se tuerce.

En contra de lo que se podría pensar, cuando una pareja atraviesa por un periodo de crisis, las vacaciones y pasar mucho tiempo juntos, pueden destapar los conflictos, la falta de comunicación y los problemas que existen en la relación. Por eso muchas personas se replantean su relación a la vuelta del veraneo.

Llegadas a este punto, muchas parejas pueden ver en la terapia una solución, pero también me imagino que pensarán si les va a servir para algo. O puede que crean que si ellos no han conseguido mejorar la situación, con lo bien que se conocen, qué va a poder hacer un extraño. Esto último parece muy lógico, sin embargo, la realidad es que nos cuesta bastante ser objetivos con respecto a nosotros mismo y nuestra relación.

Así que, comprender por qué han surgido los problemas puede ser más sencillo para un profesional, que ve la situación desde fuera, que para dos personas que la viven desde dentro, y se ven arrastradas por un montón de emociones. Al margen de esto, las estadísticas sí que apoyan la efectividad de las terapias de pareja.

¿Cuándo acudir a terapia?

No tiene por qué haber unos indicadores especiales para tomar la decisión de buscar un terapeuta de pareja, lo más importante es que los dos estéis de acuerdo en ello, y creáis que hay aspectos que cambiar o mejorar.

Pero, si por ejemplo, tienes la sensación de que os habéis transformado en dos compañero de piso, sin más conexión que la de estar juntos en un mismo espacio. Si parece que no podéis hablar sin discutir, o si ya prácticamente no hay comunicación entre vosotros. Si ha habido alguna infidelidad, o ha estado a punto de haberla; buscar ayuda puede ser la clave para tener una verdadera segunda oportunidad, si es que sigue habiendo sentimientos.

Las sesiones de pareja suelen ser conjuntas, a lo largo de toda la intervención lo habitual es que se trabaje sobre los puntos de conflicto, para que comprendáis cómo se llega a ellos. Por ejemplo, por qué podéis pasar de estar hablando normal, incluso de estar pasándolo bien, a enzarzaros en una discusión que os fastidia la noche y los días siguientes.

Darse cuenta de qué dispara vuestras emociones será el mejor modo de comprender vuestra reacción, pero también de entender por qué vuestra pareja reacciona como lo hace. La mayoría de las veces detrás de los conflictos está el miedo a perder al otro.

Entender nuestra reacciones y emociones, así como las de nuestra pareja puede ser clave, pero lo más importante es centrarnos en qué podemos hacer nosotros por mejorar la relación, y no tanto en lo que tendría que cambiar él/ella.

Es frecuente que haya sesiones en las que se trabajan la escucha activa y la comunicación, no es raro que haya esa sensación de que la pareja no nos escucha, o incluso que ha entendido algo completamente diferente de lo que queríamos decir. Todos estos aspectos se pueden mejorar con la orientación adecuada.

Otro aspecto que se trabaja en terapia de pareja es cómo compartir emociones libremente, a veces al discutir nos centramos en tener razón y olvidamos lo más importante, hacerle saber al otro cómo nos estamos sintiendo.

También será importante aprender a aceptar los cambios de mi pareja, porque si la relación no evoluciona al ritmo que crecemos como personas, será muy complicado seguir adelante.

Y si tanto insisto en la importancia de lo que pensamos, en este caso no es diferente. Darse cuenta de que tenemos a subrayar lo negativo del otro, y sobre todo, que trasmitimos esa negatividad cuando nos comunicamos, nos ayudará a volver a ver a nuestra pareja de otro modo. No es fácil, pero eso también puede cambiarse en el marco de una terapia.

Como veis una relación puede salir de un periodo de crisis con el apoyo adecuado, es más, el proceso terapéutico puede servir para crecer y hacerla más sólida. Eso sí, no es milagroso, requiere un esfuerzo, y desde luego hace falta que haya una motivación importante para querer seguir juntos.