PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO: ¡Este año sí!

Ya estamos estrenando un nuevo año, y una vez más seguro que nos hemos planteado unos cuantos propósitos de año nuevo. Escuchaba ayer que es algo natural tener metas al empezar una nueva etapa, pero también que una quinta parte de nosotros las abandona después del primer mes, y que la mayoría acabaremos renunciando a lo largo del año.

La verdad es que no es raro que todo el entusiasmo que sentimos estos primeros días del año se vaya diluyendo a medida que pasan los días, quizás porque hace frío, porque tenemos ganas de llegar a casa después de trabajar, porque ya arrancaremos mañana, porque total mejor esperar a que pasen las fiestas, y luego que ya casi estamos a mediados de mes, casi mejor esperar a Febrero…

No hace falta ser adivinos, ni siquiera psicólogos, para ver que así es como muchos de esos propósitos se quedan en proyecto, esperando otro momento mejor, o quien sabe si al año que viene. A todos nos gusta la idea de poder escribir nuestra propia historia y de algún modo decidir cómo queremos que sea el año, pero al final en muchos casos acabamos perdiendo fuelle para ir a por esas metas.

Puede que sea así porque nos hayamos fijado algún propósito que no nos motive demasiado, así que para empezar lo que de verdad es importante es que nos preguntemos qué queremos conseguir o qué nos gustaría cambiar. Si nos dejamos llevar por esta pregunta sin pensar en peros, aparecerán una serie de ideas. Digo esto porque muchas veces aunque tengamos perfectamente claro lo que queremos cambiar, dejamos que nos bloquee el miedo, o las inseguridades pensando que es mejor no plantearnos nada para no acabar decepcionados. Así que, si no se os ocurre nada pensad cómo os gustaría que fueran las cosas si no hubiera ningún “pero”, si tuvierais la certeza de que va a salir como esperáis.

Una vez localizado ese objetivo, sin hacer más juicios, pensad en qué punto estáis con respecto a él. En contra de lo que se puede pensar casi nunca partimos de cero, siempre llevamos algo recorrido por poco que sea, y es fundamental saber desde donde empezamos para arrancar. A partir de ahí se trata de ver qué pasos vamos a ir dando a continuación para alcanzar nuestra meta.

Una vez sabes qué quieres, dónde estás y por dónde ir para conseguir tu objetivo, hay más factores que te pueden ayudar a lograrlo, para empezar comparte ese proyecto con las personas cercanas. Está demostrado que contar tus propósitos te motivará mucho más para cumplirlos, la opinión de los demás nos importa y puede servir de estímulo para no dejar pasar esta vez nuestra meta.

Otro punto fundamental es dividir nuestro objetivo en pequeños pasos, un maratón no se completa si no damos esa primera zancada, así que paso a paso, partido a partido, o la frase que os sirva más. Lo cierto es que si sólo pensamos en el objetivo final, sin preocuparnos de los puntos intermedios, difícilmente llegaremos a la meta. Por ejemplo, si queremos aprender un idioma habrá que empezar por informarnos sobre las alternativas que tenemos, y decidirnos por alguna, después el objetivo será ir a clases, fijar una rutina de estudio…

Escribir o llevar una agenda en la que apuntemos plazos para cada uno de esos objetivos nos ayudará a organizarnos y también a “recordárnoslos”, por supuesto cada vez que cumpláis con un objetivo toca premiarse por ello, cada uno decidís como, desde pensar algo positivo sobre vosotros, algún capricho…
En esa agenda-diario, procurad anotar también por qué os va a beneficiar el objetivo, por qué merece la pena pelear por ello a pesar del esfuerzo, no conviene olvidar que para mantener la motivación es importante creer y confiar en que podemos conseguirlo.

Como veis si os habéis propuesto algo ya sólo queda arrancar poco a poco, así que, ¿qué vas a hacer hoy?

¡Feliz año nuevo!